En días pasados, el presidente Gustavo Petro anunció la posibilidad de subsidiar el transporte público en Colombia mediante el pago de un adicional en las facturas de energía, hecho que ha generado posturas divididas en la opinión pública. Para el caso puntual de Bogotá la alcaldesa Claudia López resaltó que el subsidio causaría un incrementó de $200.000 en la tarifa de energía de los bogotanos, cifra que no puede ser cubierta por la mayoría de los ciudadanos.
Edder Velandia Durán, docente del programa de Ingeniería Civil de la Universidad de La Salle, considera que “deberíamos tener en cuenta que en las ciudades nada es gratis, si nos dicen que hay un transporte público gratuito, pues lo que tenemos que entender es que necesitamos más dinero, en este momento con cobros de una tarifa de $2.950, tenemos la necesidad de subsidiar cerca de 3 billones de pesos, entonces si nos hablan de gratuidad ¿qué tanto aumentaría esta cifra?”.
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Como alternativa a esta situación, el docente lasallista resaltó que, en vez de contemplar la gratuidad en la tarifa de transporte de los bogotanos, el distrito debería focalizar sus esfuerzos en “hacer que la ciudad sea dueña de flota, para aliviar parte de las presiones en la tarifa, adquirir flotas de buses eléctricos para reducir costos en combustible y buscar la posibilidad de generar cargos de congestionamiento en la ciudad para tener recursos que puedan ser inyectados al transporte público”.
Aunque el debate alrededor de esta propuesta continúa, el gobierno nacional ha recalcado que el proyecto se encuentra en una etapa de evaluación y planificación, y que su ejecución dependerá de la viabilidad económica y logística que se determine a raíz de los estudios.