Con miles de heridos y fallecidos, el recrudecimiento del conflicto entre Israel y Palestina cumple un año sin indicios de que vaya a terminar. En cambio, la situación se ha intensificado y se ha extendido aún más por todo el Medio Oriente. Estos últimos 12 meses han estado llenos de bombas, caos y destrucción.
Para entender cuáles son las implicaciones de este conflicto tenemos que regresarnos al pasado, porque desde la creación del Estado de Israel, el Medio Oriente no ha dejado de estar en llamas.
Todo comienza en 1948 con la primera de las guerras árabe-israelí y continúa con el éxodo masivo de palestinos que se ven obligados a abandonar sus hogares. La historia pasa por al menos cinco momentos que han trazado el mapa de lo que hoy es la región más convulsa del planeta.
La crisis del Suez, la guerra de los 6 días y la guerra de Yom Kipur, marcan los primeros años del conflicto, que intenta resolverse sin éxito con los acuerdos de Camp David y desembocan en una reconfiguración del territorio y las dinámicas de la guerra.
Los asentamientos israelíes, las intifadas palestinas y el nacimiento de grupos como Hamás y Hezbolá aumentan las tensiones en la región y algunos lugares como la Franja de Gaza se convierten en el centro de la discordia.
Las últimas semanas una nueva escalada tiene a Israel e Irán en una tensión constante con muchos obstáculos para alcanzar una paz duradera en la región.
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