La vida universitaria es un reto constante, donde se entrelazan responsabilidades académicas, laborales, personales y sociales. Para muchos estudiantes, encontrar tiempo para equilibrarlo todo puede parecer una tarea imposible. Sin embargo, existen herramientas y estrategias que permiten realizar una organización de tu tiempo, mejorar el rendimiento académico y reducir el estrés. Este es el caso de Antonella, una estudiante que logró superar sus dificultades y ahora comparte su historia como fuente de inspiración para otros.
La historia de Antonella
Antonella es una estudiante de tercer semestre de Archivística e Inteligencia de Negocios, enfrentaba una sobrecarga de responsabilidades. Entre las demandas académicas, su trabajo de medio tiempo y el cuidado de su madre, quien se recuperaba de una cirugía, sentía que su vida estaba fuera de control. A pesar de sus esfuerzos, sus calificaciones no reflejaban el trabajo que dedicaba y, en más de una ocasión, no lograba cumplir con las fechas de entrega. La frustración, sumada a noches sin dormir, afectaba su desempeño en cada examen.
Todo cambió cuando decidió acudir al gestor de bienestar universitario en busca de ayuda. Con orientación y acompañamiento, Antonella comenzó a ver una solución a sus problemas.
Estrategias que cambiaron su vida académica
Durante las sesiones de bienestar, Antonella fue descubriendo varias herramientas que transformaron su vida académica. Uno de los primeros cambios fue la planificación del tiempo. Adoptó una técnica de organización semanal que le permitió ajustar sus horas de estudio sin sacrificar su trabajo ni sus responsabilidades familiares.
La técnica Pomodoro, que divide el tiempo de estudio en intervalos de 25 minutos con pequeños descansos, le permitió enfocarse mejor y ser más eficiente. También descubrió técnicas de memorización, como los mapas mentales y la asociación de conceptos con imágenes, lo que mejoró no solo su retención de información, sino también su comprensión.
Aprendió a priorizar utilizando la matriz de Eisenhower, que le permitió identificar qué tareas eran urgentes e importantes, y cuáles podían esperar. Esto fue clave para evitar el agobio causado por la acumulación de tareas. Además, comenzó a cuidar su bienestar emocional practicando la respiración diafragmática y otras técnicas de relajación, lo que contribuyó a una mejora significativa en su rendimiento académico.
Gracias a la implementación de estas estrategias, Antonella notó resultados positivos en pocas semanas. Hoy comparte su experiencia para motivar a otros estudiantes a buscar el apoyo necesario y a aprovechar todas las herramientas que la universidad ofrece.
Si Antonella pudo superar sus desafíos, ¡tú también puedes hacerlo! Aprovecha los recursos que la universidad pone a tu disposición, planifica tu tiempo, cuida tu bienestar y notarás cómo tu vida académica mejora considerablemente.
